jueves, 3 de octubre de 2013

El agujero negro


Hoy me he despertado y ,aunque aún era de noche, un pálido resplandor iluminaba mi habitación.

Hoy me he despertado con un agujero negro sobre mi cama.
Lo he mirado detenidamente durante largo rato mientras el repetitivo repicar de mi despertador trataba de devolverme a la 'vida real'.
Pero en mi estado de aterrada sorpresa una pregunta nace, tímida, en el fondo de la mente: ¿qué es eso de la vida real? Esos parámetros estáticos y raídos por el paso del tiempo que definen cual religión cómo, cuando, donde y con quién vivir.
Pero yo, mirando al corazón más oscuro del universo que ahora se aloja en mi techo, no le encuentro sentido a nada ni nadie en este instante. No comprendo el concepto de vivir, mi vida se ha transformado en un continuo sobrevivir. En un continuo rellenar objetivos de una lista vital redactada por algún alto cargo de chaqueta negra y corbata de cuadros.
He dejado de sentir.
He dejado de sentir desde hace mucho tiempo.
He dejado de ser consciente que no siento.
He dejado de ser.

Y de repente lo que más me asusta no es el sobrecogedor agujero negro sobre mi cama.
Me angustia la carencia de sustancia de mi existencia, mi carencia de sentimientos, mi carencia de ataduras, mi carencia de tiempo para la vida, mi carencia de carencias.
Me asusta la carencia de dependencia de ti, pero sobre todo la carencia de dependencia de todo el mundo, incluso de mí misma.
Siento la carencia de la sustancia de mi vivir y, por un instante, mirando a lo más profundo del agujero negro que se cierne sobre mí, no sé cual de los dos es más agujero negro.
Ojalá pudiera dejarme llevar por esas convenciones sociales preestablecidas para alguien de mi edad, clase, sexo, altura y peso, pero por algún extraño motivo no consigo dejar de plantearme dudas existenciales sobre mis vacíos conceptuales.
Y de repente lo que más me tranquiliza es la sobrecogedora presencia del agujero negro sobre mi cama.




Siento que me absorbe la anti-materia....y me siento liberada