domingo, 16 de octubre de 2011

Una tarde cualquiera...

Quien me hubiese visto a través de un pequeño agujero en una pared nunca podría haber distinguido aquella tarde de cualquier otra. Pero no lo fue.
Revolviendo en busca de algo que nunca encontré, hallé algo que no esperaba. Libretas repletas de palabras y bocetos inconexos y una carpeta violeta forrada en fotografías,dibujos e ilustraciones demasiado pretenciosas para un adolescente.
Allí estaban, mis últimos años de "niñez" en dibujos, palabras, canciones, poemas, fotografías... todo ello dibujaba a una persona en la que ya no me reconocía, que incluso me maravillaba. Me era difícil asimilar que aquellos trazos hubiesen sido creados por mis manos, que aquellas palabras hubiesen nacido en mi mente..
Y allí estaba yo, como una niña ante un regalo de Reyes que no espera, vislumbrando un "yo" que ya no soy. Un "yo" que se acerca más a la idea onírica de mi misma de lo que soy ahora.
¿Dónde? ¿En qué parte del camino deje de ser ese "yo" para convertirme en esta amalgama de frustraciones, sueño y desidia?
Quiero darle marcha atrás a las manecillas del reloj, volver a lo que era, volver para no equivocarme en el siguiente cruce de caminos.

Parece que la desesperanza ha comenzado a posarse de nuevo sobre mis estanterías. Falta energía, falta sueño, falta sosiego.... falta mucho, sobra todo.

* Primavera de Ludovico Einaudi en mis oidos....

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